Cuando tienes el don de zorra de Emma, sabes echar una mano a los viejos frustrados. Paul no ha echo un polvo desde hace años,... ¡su mujer no quiere más! ¡Claro! Míralo babeando delante del coño de Emma ¡después de tanto tiempo sin ver un coño de verdad! Ella se precipita sobre él y se empala en la polla aún erecta de Paul, convencida que va a ser muy placentera. Ella lo hace alcanzar el séptimo cielo...follando por detrás, por delante,...hasta que él no puede aguantar más y le eyacula en la cara. ¡Menuda escena!
Una rubia en un bañador con estrellas y rayas, se sienta en una mecedora... Es caliente como la brasa, y se acaricia mirando la cámara con ojos de zorra. Aparta un poco su tanga para mostrarte su pequeño coño bien afeitado. Luego lo quita y empuja un consolador hasta el fondo de su vagina, follando hasta alcanzar el orgasmo.
Después de unos ejercicios físicos, Tina que siempre ha tenido fantasías con respecto a Kristina, la invita a tomar una copa en su jardín...Basta con algunas caricias para que Kristina se muestre interesada de Tina. Sus uniformas son quitadas en un santiamén y 2 cuerpos magníficos se exhiben. Además, ¡nuestras rubias bonitas tienen el sexo afeitado y el clítoris perforado! Estas dos putas empiezan a tocarse y lamerse el coño, pero rápidamente cogen un vibrador grande y morado... ¡Gimen, tiemblan, gotean, se corren en pleno naturaleza, todo para el gran placer de los vecinos voyeuristas!
La escena pasa en una tarde, en la cubierta de un barco de vela donde un tío está a punto de hacerse chupado por dos tías buenas. Luego el tío empieza a follar una de ellas como si fuera su última vez, además en pleno día como si nadie lo pudiera molestar. El tío la folla en todas las posiciones embistiendo su concha y su culo durante largo rato. El espectáculo se acaba con una eyaculación estupendo en la cara de la chica mientras su coño está masturbado para alcanzar también el orgasmo.
¡¡Aficionados a las lesbianas, esta escena es para ti!! Dos tías magníficas, rubias se masturban por nuestro gran placer. Acostadas en el sofá del salón, ellas se penetran enérgicamente con consoladores y se lamen el clítoris entre sí. Para más confortabilidad ellas suben las escaleras y se instalan en la cama en la primera planta. Locas de deseo, impacientes de alcanzar el clímax, nuestras zorras se penetran con consoladores con un ardor alucinante. ¡Esto no se debe perder!
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